A qué temperatura poner el aire acondicionado: la clave para no pelearte con el verano
Índice
- ¿A qué temperatura poner el aire acondicionado sin arruinar tu verano (ni tu factura)?
- A qué temperatura poner el aire acondicionado si vas a estar en casa todo el día
- Lo que nadie te cuenta sobre a qué temperatura poner el aire acondicionado cuando duermes
- ¿Y si no estás en casa? Cómo usar el aire sin tirar el dinero
- Trucos para que no te obsesiones con a qué temperatura poner el aire acondicionado
- En resumen: ¿A qué temperatura poner el aire acondicionado? La que te haga sentir bien (sin exagerar)

Cuando el calor aprieta y el aire acondicionado se convierte en el mejor amigo del verano, llega la eterna duda: ¿a cuántos grados lo pongo para no congelarme ni derretirme? No te preocupes, aquí te damos la respuesta con un toque de humor y sentido común. Porque estar cómodo en casa no debería ser tan complicado.
Sí, lo sabemos. Llega el calor, se funden las suelas de las zapatillas y, de repente, el mando del aire se vuelve más importante que el café por las mañanas. Pero, ¿realmente sabes a qué temperatura poner el aire acondicionado sin convertir tu casa en un iglú o en una sauna con WiFi? Aquí vamos a resolver ese dilema eterno con claridad, frescura y un poquito de humor. Porque tú mereces estar cómodo sin tener que hacer un máster en climatización.
¿A qué temperatura poner el aire acondicionado sin arruinar tu verano (ni tu factura)?
Lo que buscas no es solo estar fresquito. Quieres poder ver una peli sin necesitar una manta en agosto. O dormir sin sudar como si estuvieras corriendo una maratón. Por eso, lo ideal no es poner el aire a 18 °C porque sí. Lo recomendable, y lo que realmente funciona en la mayoría de casas, está entre los 24 °C y los 26 °C. Parece poco, pero créeme: cuando fuera hay 38 °C, esos grados marcan la diferencia entre sobrevivir o derretirse.
Ponlo a 24. Sube a 25 si no estás pegado al sofá. Baja a 23 si estás cocinando a fuego lento... tú. Pero evita los extremos. Ir más abajo no es sinónimo de más frescor. Es más gasto, más sequedad y más probabilidades de levantarte con garganta de cartón y el cuerpo pidiendo auxilio.
Y sí, hay que decirlo: cada grado importa. No como cuando pones el despertador cinco minutos antes y sabes que igual vas a llegar tarde. Aquí, cada grado extra que bajes se nota en el consumo. Así que no solo es cosa de comodidad. También es de cabeza.
A qué temperatura poner el aire acondicionado si vas a estar en casa todo el día
Teletrabajo, vacaciones en modo sofá, tardes de peli con cortinas bajadas... cuando vas a pasar horas en casa, lo mejor es buscar una temperatura estable. Una que no te deje helado cada vez que pases por delante del split. ¿La clave? Mantener el ambiente entre esos famosos 24 °C y 26 °C, ajustando según la hora, la orientación de tu casa y lo que estés haciendo.
Si estás quieto, como cuando estás en el ordenador o leyendo, es normal que quieras un poco más de frescor. Pero si estás moviéndote, limpiando, cocinando o bailando cumbia mientras friegas (porque claro que sí), puedes subirlo sin problema. Al final se trata de adaptar el clima a ti, no tú al clima.
Ah, y si eres de los que ponen el aire y luego lo apagan y lo vuelven a encender cada 20 minutos, ojo. Eso no refresca más rápido. Solo hace que el aparato trabaje como si estuviera en los Juegos Olímpicos. Déjalo encendido con una temperatura constante y ganarás en confort. Y tu bolsillo lo agradecerá más que tú cuando te tomas una birra bien fría.
Lo que nadie te cuenta sobre a qué temperatura poner el aire acondicionado cuando duermes
Dormir con el aire puede parecer el paraíso. Pero si te despiertas con dolor de cabeza o la garganta reseca, algo estás haciendo mal. Por la noche, tu cuerpo baja un poco la temperatura natural. Si tú lo enfrías de más desde fuera, el cuerpo se desajusta. Resultado: te levantas medio zombi.
Lo mejor es poner el aire acondicionado o el aire acondicionado portátil, un ratito antes de dormir, para que la habitación esté agradable, y luego mantenerlo en modo “sleep” o con un temporizador. La temperatura perfecta ronda los 25 °C o incluso un pelín más si eres friolero. Lo importante es no convertir el dormitorio en la nevera del súper.
Y si no tienes temporizador, no te preocupes. Siempre puedes usar un ventilador como refuerzo. Lo colocas bien orientado y ya tienes el combo perfecto: aire para empezar, brisa para mantener. Dormirás como un tronco. O al menos no te despertarás pegado a las sábanas como si te hubieras bañado en salsa barbacoa.
¡Pruébalos!
¿Y si no estás en casa? Cómo usar el aire sin tirar el dinero
Aquí viene uno de los errores clásicos: salir a hacer la compra y dejar el aire acondicionado o aire acondicionado portátil puesto como si tu perro fuera a invitar amigos a ver Netflix. No hace falta. Si vas a estar fuera un rato, apágalo. Si vuelves en un par de horas y no quieres que te reciba el infierno, mejor usa la función de programación (sí, ese botón que casi nadie toca).
Opción B: déjalo a una temperatura más alta, como 28 °C. No enfría tanto mientras no estás, pero evita que se caliente demasiado. Luego, al volver, tardará menos en recuperar la temperatura ideal. Todo depende de cuánto tiempo vayas a estar fuera y de lo bien o mal aislada que esté tu casa.
Y ojo con el modo “eco”. No es solo una etiqueta bonita. Realmente ayuda a mantener una temperatura equilibrada sin estar derrochando energía. Es como conducir a velocidad constante: no irás como un rayo, pero llegarás bien y sin gastarte medio depósito.
Trucos para que no te obsesiones con a qué temperatura poner el aire acondicionado
Vamos con los clásicos de toda la vida que siempre funcionan. Y que, por cierto, poca gente aplica. Aquí van algunos escenarios para sacarle más partido al aire sin tocar tanto el mando:
- Cierra persianas: Si entra el sol a lo loco por las ventanas, da igual lo que marques. Se va a calentar igual.
- Usa ventiladores: No enfrían, pero mueven el aire frío. Es como repartir las cervezas frías en una fiesta: todo mejora.
- Evita aparatos que calienten: Horno, plancha, luces fuertes. Todo suma grados que no necesitas.
- Vístete ligero: Parece obvio, pero si estás en casa con pantalón largo y calcetines, vas a sudar por mucho aire que pongas.
- No pongas el aire en automático sin revisar: A veces te mete un chorro polar sin venir a cuento. Mejor control manual con cabeza.
El aire acondicionado no es magia. Pero si lo usas bien, casi lo parece.
En resumen: ¿A qué temperatura poner el aire acondicionado? La que te haga sentir bien (sin exagerar)
No se trata de seguir una fórmula exacta, ni de encenderlo por costumbre. El objetivo es que tú estés cómodo, tu casa se mantenga agradable y el consumo no se dispare. Porque no necesitas 20 °C para estar a gusto. A veces con 25 te sobra y te basta. Y si lo acompañas de buenos hábitos, ni te enteras del calor de fuera.
Así que la próxima vez que agarres el mando, respira hondo, piensa cómo te sientes y ajústalo con intención. Como quien ajusta el volumen para no perderse el chiste. Tú mandas. Tú decides. Tú marcas la temperatura ideal. Que el aire trabaje para ti, no al revés.
Y recuerda: el confort no es solo cuestión de grados. Es cuestión de sentido común, equilibrio y saber que el verano se lleva mejor cuando el ambiente en casa te abraza, pero sin sofocar.