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¿Harto de que el Wi-Fi se corte justo cuando más lo necesitas? No te preocupes: con unos ajustes y los gadgets adecuados, mejorar la señal en casa es más fácil de lo que crees.
Todos hemos estado ahí. Intentas cargar un vídeo, mandar un mensaje o simplemente ver una serie, y el círculo dando vueltas no para. Y tú, desesperado, moviéndote por la casa como si buscaras señal en medio del bosque. Tranquilo. No estás solo. Y sí, hay formas reales y prácticas de aumentar la señal de Wi-Fi sin convertir tu casa en una central de telecomunicaciones.
Lo primero: ¿Dónde está tu router? Si la respuesta es “en una esquina, pegado al suelo, detrás del microondas”, ahí tienes tu primer enemigo. El lugar importa. Y mucho. La señal se mueve como la música: necesita espacio, rebota en las paredes y se ahoga entre muebles.
Así que sácalo de la cueva. Sube ese router a una zona abierta, más o menos céntrica. Como si fuera el DJ de una fiesta: necesita estar donde todo el mundo lo escuche. Lejos del suelo, sin cosas que lo tapen y sin electrodomésticos demasiado cerca. Ah, y nada de esconderlo en armarios. Eso es como gritar desde dentro de un armario: no te escucha ni tu perro.
No hace falta desmontar media casa. A veces, solo con ajustar detalles cambia todo. Aquí van unos trucos rápidos que funcionan:
Ponle antenas si tiene. Y ajústalas como si fueran las orejas de un conejo curioso. Una en vertical, otra en horizontal. La señal se mueve en distintos ángulos, y eso ayuda a que llegue mejor a tus dispositivos.
Evita enchufes múltiples llenos de cosas. Hay veces que conectamos todo en una sola regleta como si fuera árbol de Navidad. Eso mete interferencias. Si puedes, que el router tenga su propio enchufe, solito.
Cambia el canal. No, no el de la tele. Hablamos del canal de emisión. A veces, hay muchos routers peleándose por el mismo canal y eso ralentiza todo. Entra a la configuración del tuyo (normalmente desde el navegador) y busca la opción de cambiar de canal. Prueba con uno menos saturado. Es como buscar una carretera sin tráfico.
Hay casas donde ni los gritos llegan del salón al baño. En esos casos, mover el router es buena idea, pero no suficiente. Si te pasa, hay soluciones más potentes sin tener que hacer obras.
Un repetidor hace justo eso: repite la señal. Como si cogieras el grito del router y lo amplificaras desde otro punto de la casa. Lo conectas donde aún llega algo de señal, y desde ahí la lanza de nuevo con fuerza. Ideal si tienes pasillos largos o varias plantas.
Estos bichos usan la instalación eléctrica de tu casa para llevar la conexión. Sí, como lo oyes. Enchufas un PLC al lado del router, lo conectas con cable, y el otro en cualquier parte de la casa donde lo necesites. Y ya tienes red. Como magia, pero con ciencia.
Este es otro nivel. No es solo un router. Es una red de pequeños puntos que se hablan entre sí y reparten la señal como si fueran un equipo de rescate. Ideal para casas grandes, con techos altos o muchas paredes. El router mesh es más caro, sí, pero si trabajas desde casa, juegas online o te peleas por ver pelis sin cortes… lo vale.
¿Quieres saber si algo falla o dónde exactamente muere tu señal? Hay apps que te lo chivan todo. Algunas te muestran un mapa de cobertura de tu casa. Otras te dicen cuántos aparatos están conectados y cuánto chupan.
No necesitas ser ingeniero. Solo bajarte una app como Wi-Fi Analyzer o similares. Caminas por la casa y vas viendo si la señal sube o baja. Es como cazar fantasmas, pero de megas. Te dará pistas de dónde poner cosas, o si alguien te está robando conexión (sí, eso también pasa).
A veces la solución está en los detalles. Aquí te van unos extras que igual no sabías:
Parece tonto, pero funciona. El router también se cansa. Si lleva días encendido, puede calentarse y volverse lento. Un reinicio rápido cada tanto le viene bien. Es como dormir la siesta. Vuelve con más ganas.
¿La señal va lenta de repente? Puede que tengas colados. Alguien en el edificio ha pescado tu red y se está viendo vídeos como si no costara. Pon una contraseña más fuerte. Nada de “123456” o “wifi-casa”. Sé más creativo. Evitas intrusos y recuperas velocidad.
No todo es físico. El software también cuenta. Algunos routers tienen actualizaciones que mejoran el rendimiento. Igual no te cambia la vida, pero sí te mejora la conexión. Entra a la página del fabricante, revisa si hay algo nuevo y actualiza. Como con el móvil.
Tu pareja está en videollamada en el comedor, tú en el cuarto viendo una peli y el peque en el pasillo viendo dibujos en la tablet. Y de pronto... todo se cae. Esto pasa cuando no hay buena distribución de la señal.
Ahí un router mesh o un repetidor pueden cambiar el juego. Si te pasas el día trabajando desde casa, lo que necesitas es estabilidad. Que no se te corte justo cuando estás presentando algo importante. En ese caso, un PLC puede ser tu salvavidas.
Y si simplemente te molesta que el Wi-Fi no llegue al baño, donde a veces te escapas para un momento de paz... entonces igual solo necesitas mover un poco el router o ajustar las antenas.
Al final, lo importante es que tomes el control. Que no te resignes a vivir con zonas muertas o señales débiles. Hay opciones para todos los espacios, todos los bolsillos y todas las rutinas.
Ajustar, mover, probar. Suena básico, pero muchas veces es suficiente. Y si no, hay productos que refuerzan sin complicarte. Aumentar la señal de Wi-Fi no tiene por qué ser un dolor de cabeza.
Tú decides cómo, dónde y cuándo te conectas. Y si algo no va como quieres, ahora ya sabes por dónde empezar.
