Cómo usar una mesa elevable correctamente en tu espacio de trabajo

Trabajar desde casa puede ser un sueño… o una pesadilla para tu espalda. Porque sí, el sofá suena tentador, pero tu cuerpo necesita algo mejor. Aquí es donde una mesa elevable entra en acción. No solo te permite alternar entre estar de pie y sentado, sino que, si la usas bien, puede cambiar por completo tu forma de trabajar. ¿La clave? No es solo subir y bajar. Hay trucos, consejos y pequeños gestos que marcan la diferencia. Así que si quieres transformar tu escritorio en un espacio cómodo, saludable y más pro, quédate, que esto te interesa.
Trabajar desde casa suena bien… hasta que tu espalda empieza a quejarse, tus hombros piden tregua y sientes que podrías apoyar la frente sobre el escritorio en cualquier momento. Aquí es donde una mesa elevable puede convertirse en tu mejor aliada. Pero ojo, que no basta con subirla y bajarla sin más. Hay truco. Y te lo vamos a contar.
Desde ajustar la altura como es debido hasta colocar bien el monitor y moverte de vez en cuando, cada detalle cuenta. Así que si quieres transformar tu rincón de trabajo en un espacio más cómodo, saludable y, de paso, un poco más pro, sigue leyendo porque esto te interesa.
La altura perfecta no se adivina, se ajusta
Ponla a tu medida
Esto es como unos vaqueros nuevos: si no te quedan bien, incomodan todo el día. Pues la altura de la mesa elevable, igual. Asegúrate de que al escribir tus brazos formen un ángulo de 90º y los hombros estén relajados, nada de llevarlos a las orejas como si fuera invierno. Una buena postura te salva de dolores raros y te mantiene a tono para trabajar sin drama.
Prueba hasta dar con la clave
No te fíes de la primera altura que pongas. Súbela, bájala, cambia de posición, siéntate, levántate… El cuerpo es sabio y te va a decir cuándo está a gusto. Si te encorvas o notas tensión en los brazos, toca ajustar. La idea es que te sientas cómodo, no en una sesión de tortura medieval.
Errores que todos cometen
Lo más típico: dejar la mesa fija porque “ya está bien así”. Error. Si notas molestias, es que algo falla. Revísala de vez en cuando, sobre todo si cambias de tarea o postura. Un ajuste a tiempo vale más que un masaje caro.
Tu monitor, ese gran olvidado que puede destrozarte el cuello
A qué distancia y a qué altura
Colócalo a la distancia de un brazo, ni más ni menos, y procura que la parte de arriba quede a la altura de tus ojos. Así no tendrás que mirar hacia abajo como si estuvieras buscando las llaves.
Si tienes más de uno
Organízalos para no girar el cuello todo el día como si fueras espectador de tenis. Que estén alineados, a la misma altura y distancia. Tus cervicales te lo agradecerán.
Que todo quede en línea
Nada de mirar hacia abajo o hacia arriba. Ajusta hasta que veas todo de frente. Así trabajas mejor, sin forzar la vista ni acabar con contracturas.

Cambiar de postura, el verdadero truco para sobrevivir al teletrabajo
Escucha a tu cuerpo, que sabe
Alterna entre estar de pie y sentado. Empieza con 15-30 minutos y ve aumentando. Un temporizador te puede salvar la jornada, porque cuando te concentras, te olvidas hasta de comer.
Mantén el ritmo
Levantarte un rato no solo es bueno para las piernas, también para despejar la mente. Cambiar de postura activa el cuerpo y te devuelve la energía que se va perdiendo en las reuniones eternas.
Cuando estés de pie, hazlo bien
Nada de encorvarse ni apoyar todo el peso en una pierna. Si te cansas, usa un reposapiés o haz pequeños estiramientos. Así evitas acabar con los tobillos como piedras.
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Mantén la postura
Cabeza arriba, hombros relajados y abdomen activado (como si fueras a hacer una foto). Esto no solo evita molestias, también mejora tu concentración y te da ese aire de “yo controlo” frente al ordenador.
Ayudantes que marcan la diferencia
Un reposamuñecas, una bandeja para teclado o una alfombrilla antifatiga pueden parecer detalles tontos, pero cambian la partida. Menos cansancio, más comodidad, y todo más fácil.
Personaliza tu espacio
Cada quien tiene sus manías y sus trucos. Ajusta el espacio a tu manera, prueba distintas alturas, coloca accesorios y hazlo tuyo. Lo importante es que funcione para ti.
Si usas bien tu mesa elevable, notarás la diferencia en tu día a día. Así que ya sabes: regula la altura, coloca bien la pantalla y no te quedes en la misma postura todo el día. Y si aún no tienes una, échale un vistazo a las que tenemos en MediaMarkt. Tu espalda y tu productividad van a notar el cambio.